En 2018, 17,5 millones de ciudadanos chinos no pudieron comprar un ticket de avión por tener bajo “Crédito Social”
Shenzhen, China. 8 marzo, 2019. Según el Centro Nacional de Información de Crédito Público de China, durante 2018 se impidió que 17,5 millones de tickets de avión fuesen comprados por personas cuyo “crédito social” era insuficiente, así como 5,5 millones de ciudadanos no pudieron adquirir un ticket de tren por la misma razón.
A fines de 2017 se informó que China estaba por implementar un sistema de puntaje ciudadano basado en la confiabilidad, planteando así una sociedad basada en calificaciones personales derivadas de las acciones que se tienen frente al gobierno y la misma sociedad.
Sí, algo extremadamente parecido al capitulo ‘Nosedive’ de la tercera temporada de ‘Black Mirror’. Este sistema se llama ‘Crédito Social’ y ha estado en pruebas desde 2014 con la idea de una implementación en todo el país durante 2020.
La sociedad china ya se basa en calificaciones personales, a lo ‘Black Mirror’
Ciertas faltas afectan el puntaje de las personas, lo que da como resultado restricciones y un “puntaje bajo o insuficiente”. Por ejemplo, aquellos afectados no podrán viajar en avión o en tren, tanto para moverse dentro del país como para salir de él.
De hecho, ya se pueden escuchar mensajes que se transmiten en los trenes donde el gobierno pide a sus ciudadanos que cumplan con las normas para evitar puntos negativos. Y es que según el gobierno del presidente Xi Jinping, estas medidas se están implementando para mejorar el comportamiento de las personas con el fin de tener una “mejor convivencia”.
Mientras que gran parte de los chinos aprueban estas medidas, el resto del mundo lo suele ver como una forma de control basada en un puntaje totalmente abstracto, donde grupos por los derechos humanos advierten que el uso de este sistema puede llevar a que las personas sean inscritas en una lista negra sin su conocimiento.
De hecho el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, se refirió a esto como “un sistema ‘orwelliano’ basado en controlar prácticamente todas las facetas de la vida humana”.
Y es que el mayor problema son las acciones que provocan la deducción de puntos a los ciudadanos, donde encontramos desde infracciones a la ley, como no pagar impuestos, aquellos que hayan cometido actos delictivos, quienes hayan difundido información falsa sobre terrorismo o hayan causado problemas ya sea en vías públicas o medios de transporte. Hasta acciones que podrían parecer más triviales, como pasear un perro sin correa, estacionar una bicicleta sobre un paso peatonal, fumar en lugares prohibidos, quienes hayan hablado mal del gobierno y hasta aquellos que hayan emitido disculpas que se consideren “poco sinceras”.
Por otro lado, las sanciones, o castigos, están poco a poco aumentando:
- No ser considerado para un cargo público.
- Perder acceso a la seguridad social.
- Ser revisado a fondo a su paso por la aduana china.
- Ser excluido de puestos de alto nivel en diversas compañías públicas o privadas.
- No tener acceso a una cama en trenes nocturnos.
- Ser excluido de hoteles y restaurantes con estrellas más altas y ser rechazado por las agencias de viajes.
- Sus hijos no podrán ingresar a escuelas privadas más caras.
- No poder usar trenes ni aviones.
- No poder salir del país.
Según el Centro Nacional de Información de Crédito Público de China, tan sólo el año pasado, 3,5 millones de ciudadanos chinos cumplieron “voluntariamente” con sus obligaciones legales, de los cuales sólo 37 personas pagaron un total de 150 millones de yuanes (aproximadamente US$ 22 millones) en multas o sanciones.
También se añadieron nuevas ofensas relacionadas con publicidad engañosa, noticias falsas (fake news) e infringir “leyes antidrogas”, pero no se dieron cifras concretas de cuántas personas han sido sancionadas como parte del ‘crédito social’, ni siquiera se sabe en qué regiones del país está operando.
Como se sabe, aunque no hay confirmación oficial por parte del gobierno chino, las autoridades de aquel país han invertido fuertes cantidades de dinero en instalar una gran red tecnológica para mantener monitorizados a sus ciudadanos. Aquí tenemos desde policías con lentes con reconocimiento facial, chips RFID en todos los autos, más de 20 millones de cámaras con inteligencia artificial, una aplicación de vigilancia para los smartphones de los ciudadanos, entre otras cosas.
“Las cámaras no sólo analizan los rostros, sino que también analizan los vehículos, a los peatones y recogen otros tipos de información”, explica Fu Xiaolong, miembro de la compañía Cloudwalk, encargada de fabricar estos dispositivos. “El proceso habitual de reconocimiento facial es la detección, la captura y la comparación de los rostros capturados con los registros de la base de datos para después analizarlos y obtener unos resultados”, indica.