El importante rol de la TI en la visión de Arabia Saudita
Cupertino, EE.UU. 15 mayo, 2018. Recientemente Mohammed bin Salman, Príncipe Heredero de Arabia Saudita, Primer Viceprimer Ministro, Presidente del Consejo de Asuntos Económicos y de Desarrollo y Ministro de Defensa, se embarcó en una gira masiva por Estados Unidos no solo para construir y profundizar las relaciones comerciales en beneficio de Arabia Saudita, sino también para impulsar la expansión económica general de Visión 2030 del Príncipe, una gran parte de la cual se centra en la tecnología.
Aunque no se sabe mucho sobre los detalles específicos de las reuniones con figuras como Tim Cook, de Apple, y Sergey Brin, de Google, existe el objetivo definitivo de situar a Arabia Saudita firmemente en el mapa del liderazgo tecnológico en los años venideros de forma clave, y con la ayuda de una figura vital que resulta ser una mujer. A esto debemos agregar, entre otras iniciativas, el fondo de inversión Vision Fund, respaldado por Arabia Saudita, por US$ 100.000 millones para acelerar el desarrollo de startups que trabajen en áreas como la robótica, la inteligencia artificial y la interconexión de dispositivos domésticos con PCs y teléfonos móviles, creando el Global Brain, o inteligencia artificial superior a la humana. Arabia Saudita con esto busca disminuir su dependencia del oro negro y transformarse en el actor dominante en la industria TI (Tecnologías de la Información).
“El Príncipe no está interesado en crear Silicon Valley en Arabia Saudita”, explica Deema Al-Yahya, secretaria general del Comité Nacional de Digitalización, directora ejecutiva de la Unidad Nacional de Digitalización y asesora y directora ejecutiva de Misk Innovation. “No está interesado en reinventar la rueda, sino en reunir a los socios adecuados y dar el salto para ser aún más competitivo”.
Al-Yahya dice que la intención general del trabajo es crear una cadena de valor que pueda ser utilizada para inspirar a Arabia Saudita. El objetivo es impulsar la imaginación y la creación de ideas a través de una infusión de nuevas asociaciones creativas. Una vez desencadenada, la región espera nuevos niveles de resolución de problemas, creación de empleo y oportunidades de innovación tanto dentro como fuera del país. Al-Yahya revela que hay tres áreas principales de la tecnología en las que el país se está centrando. Estas son:
- Sociedad digital (aumento de la banda ancha y de los datos abiertos)
- Economía digital (todos los sectores, especialmente el sanitario; reducir costos a través de la expansión digital del comercio electrónico)
- Nación Digital (enfoque en sostener y empoderar a los individuos a través de la tecnología, particularmente a aquellos menores de 30 años que representan el 50% de la población actual).
Este último punto es muy importante para el Reino. “Buscamos y nos preguntamos si la gente estaba realmente comprometida con algunas de las ofertas e iniciativas anteriores que desarrollamos”, explica Al-Yahya.
“Descubrimos que no lo estaban, así redefinimos el enfoque para el año 2030.” La intención es proporcionar las herramientas para la imaginación y la creencia de que si los ciudadanos están comprometidos, ellos liderarán la misión del país de una manera orgánica. Esta es parte de la misión de la Fundación Misk, que supervisa Al-Yahya, ya que trabaja dentro de un ecosistema más amplio para exponer a los jóvenes sauditas al entrenamiento tecnológico y más.
El papel que desempeñarán empresas como Apple y Google en esto es, por el momento, solo es conocido por los actores clave de esas empresas tecnológicas y el Príncipe, ya que las reuniones han sido privadas. Sin embargo, no muchos saben que Al-Yahya, una mujer, es quien preparó todos los elementos y la estrategia completa necesaria para tales reuniones.
Y este es solo su última intervención en su largo y arduo viaje profesional. A los 12 años se enamoró de la ingeniería de software y decidió que quería trabajar para Bill Gates, su modelo a seguir. Al-Yahya siguió estudiando informática y más tarde fue aceptada en la Universidad de Stanford, pero se casó y decidió quedarse en Arabia Saudita.
Luego optó por comenzar su carrera en el sector financiero. Pronto se convirtió en una de las primeras mujeres en trabajar en la columna vertebral tecnológica de la Bolsa de Valores saudita. “Éramos tres o cuatro en una habitación”, recuerda Al-Yahya. “Nos dijeron que podíamos navegar por Internet y comprar. Pero dije que me interesaba más que eso”. A medida que fue construyendo su reputación, experiencia e influencia, fue una fuerza importante que aseguró que 40 mujeres trabajaran allí cuando terminó su mandato.
Posteriormente, el ministro de Relaciones Exteriores y su departamento aprovecharon los conocimientos técnicos de Al-Yahya. Ella supervisaba a un personal de ambos sexos, pero se le dio la tarea casi imposible de manejar a todos los miembros masculinos a través de una puerta cerrada con llave. “Pero trabajé para ganarme su confianza, así que no mucho después, ese lado de la puerta pronto se abrió para mí”, explica. Después de tanto éxito en este puesto, finalmente se le ofreció un puesto en las oficinas sauditas de Microsoft y se convirtió en la primera mujer en ocupar un puesto ejecutivo en esa oficina.
Esa experiencia la llevó a mirar a su país en términos de innovación y desestabilización tecnológica. “Sabía que gastábamos más dinero que otros países, pero me preguntaba por qué no estábamos liderando y cómo podía ayudar a cambiar eso. Así que empecé a estudiar el paisaje”. Pronto se publicó la Visión 2030 del Príncipe, y Al-Yahya fue nombrada figura clave. Ha estado en su puesto durante un año, hasta la fecha. “Es una gran responsabilidad”, dice, “pero muestra cómo el país está cambiando de perspectiva sobre los sexos. Ahora se trata cada vez más de las calificaciones”.
Parte de su tarea es crear la transformación digital completa del país. Para hacerlo con eficacia, Al-Yahya interactúa con no menos de ocho ministros en un día determinado. “Creo que llegué a este punto”, reflexiona, “porque la gente empezó a confiar en mí incluso como mujer. Comenzaron a verme como parte integral de su éxito porque aunque recibí muchos “no” al principio de mi carrera, no dejaría que eso me detuviera”. Al-Yahya llegaría incluso a crear informes extensos y valiosos para los que la rechazaron y se los daría sin cargo alguno. Una vez que vieron el contenido y la diligencia, ella dijo que comenzaron a pedirle consejo y tutoría. Tal enfoque le da calificaciones únicas y fuerza para su papel actual.
“Tengo que recordar a nuestros posibles asociados que somos un país, no otra empresa”, explica Al-Yahya. “Una vez que eso se entiende, sé cómo crear situaciones en las que todos salgan ganando, como siempre he hecho”.