“El Estado parece interventor en vez de solucionador”

“El Estado parece interventor en vez de solucionador”

Ramiro Mendoza, decano de la Facultad de Derecho de la UAI junto a María Ignacia Gómez, directora jurídica de la CNP.



Santiago, Chile. 28 junio, 2018. “Hay un problema en la calidad de la ley y en el lenguaje de la ley, no es fácil para el usuario. Es difícil de cumplir. Hay algo que estamos haciendo mal desde el punto de vista de la intervención y la regulación”, afirmó Ramiro Mendoza, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Estas ideas las expuso en el foro “Regulando el Futuro”, organizado por ICARE, la CNP (Comisión Nacional de Productividad) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo).

Allí, Mendoza conversó con María Ignacia Gómez, directora jurídica de la CNP.

¿Que desafíos presenta nuestra regulación para modernizarla y adaptarla a lo que nos trae consigo la tecnologia?

Según Mendoza tenemos que darnos cuenta que la creatividad está antes que el derecho, es decir, no había licencia de conducir antes que se inventara el automóvil. Y en consecuencia después de su invención aparecen los roles regulatorios del Estado en materia de prevención, cuidado, vigilancia, etc.

Lo que tenemos que advertir es que tenemos un Estado que está preparado para una intervención aritmética frente a un conocimiento y negocios que se están generando en forma geométrica, y en consecuencia siempre va a existir un desface por acumulación de conocimiento. Y por ese descalce, a veces nosotros de damos demasiada importancia a lo que el Estado no pude hacer, o decir o regular, y nos damos cuenta que ese hacer, decir o regular es siempre de carácter reaccionario. Porque nadie se hubiera preocupado del tema Uber, un contrato civil de arrendamiento de transporte, un contrato que está en el código civil desde 1855, sino se hubiera generado todo este despertar del gremio de los taxistas, y de que hay una barrera un eje tributario que no está siendo cumplido.

Ante este escenario es bueno preguntarse:

  • ¿Hasta que punto nuestro Estado en la actual situación tiene capacidad de intervención no reaccionaria?
  • ¿Conviene que tenga capacidad reaccionaria?
  • ¿Esa capacidad reaccionaria cuando la ejecuta, lo hace de manera sencilla o compleja?

Desde el punto de vista de la ley de recaudación tributaria, ya vamos como en la cuarta modificación y apuntando a la quinta. Lo que se ha ido perdiendo desde el punto de vista de la intervención estatal es la sencillez de la solución, y en consecuencia cada solución genera un factor de complejidad mayor en la administración de los conflictos que pretende intervenir el Estado, y eso va de la mano de la calidad de la ley. Y lo otro, el lenguaje de la ley no tiene una sencillez que permita una comprensión directa del usuario, del que va a hacer un negocio.

Dada hoy la gran cantidad de situaciones que satisface la tecnologia, todo lo que interviene el Estado se transforma en una regulación extraordinariamente compleja y difícil de cumplir y en consecuencia se presentan las brechas de incumplimiento, y éstas a veces hacen mas atractivos los negocios. Por lo tanto, hay algo que estamos haciendo mal desde el punto de vista de la intervención y la regulación.

Estado como interventor

Tenemos un Estado que está construido bajo la base decimonónica de la Casa de los Borbones, y cuando queremos implementar iniciativas tecnológicas nos vamos a mirar los modelos norteamericanos, trayendo agencias, que nadie sabe bien lo que son; o modelos europeos con las comisiones, que nadie sabe bien como funcionan. Otros proponen traer órganos colegiados, pero cuando no tienen una buena articulación de funcionamiento terminan siendo inútiles. Todo esto tiñendo la decisión regulatoria, haciéndola compleja en su establecimiento, muy difícil en su dialogo, y mostrando al Estado como un interventor en vez de un solucionador.

No podemos seguir con esa administración Borbonica del siglo XIX. Tenemos que abrir un espacio para que las soluciones no sean reaccionarias, sino que las soluciones sean pensadas, participativas, con amplia incorporación de la sociedad civil en la toma de las decisiones, y de una u otra manera tenemos que volver a aprender el modelo de un dialogo diferente entre el Estado, la sociedad civil y la regulación.

Aquí hay un problema que no lo queremos ver, hasta que se presenta, y cuando se presenta el conflicto, como estamos en un sistema reaccionario y no de solución, queremos lapidarlo. Entonces hoy tenemos que lapidar a Uber, tenemos que lapidar el desarrollo de tecnología móvil 4G,  porque no formamos soluciones; y esa es una complejidad mayúscula que nos impide avanzar, nos impide innovar.

Desde el punto de vista de la innovación, países como Corea del Sur e Israel invierten un 5,5% de su PIB en Ciencia e Innovación, en comparación a Chile que solo llega al 0,3%. ¿Cómo lo vamos a solucionar? Algunos dicen con el Ministerio de Ciencia y Tecnologia. Esto no va a funcionar. Seguimos otorgando becas Presidente de la República a carreras que no son retributivas para el conocimiento. Seguimos pensando que nuestras mentes van a volver a trabajar a Chile. No, prefieren pagar la multa y quedarse afuera.

Nos hace falta una visión para la creación de capacidades.

Finalmente Ramiro Mendoza, afirmó, “los datos son elementos que comienzan a circular. Nosotros vemos la transparencia como un vehículo anti corrupción, pero la transparencia es un vehículo de innovación y conocimiento”.

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