Creciente poder del sector tecnológico causa fuertes criticas

Creciente poder del sector tecnológico causa fuertes criticas

“Tenemos que estar tremendamente preocupados por el poder que ostentan Facebook, Google y Amazon”, dijo Barry Lynn, director ejecutivo de Open Markets Institute.

EE.UU. 28 septiembre, 2017. En los últimos años, Apple, Alphabet -la matriz de Google-, Facebook y Amazon se han convertido en unas de las empresas más valiosas del mundo.

Junto con Microsoft, Oracle, HP, IBM, Cisco, Intel, Samsung, Huawei, Alibaba, PayPal, SAP entre otras y crecientes estrellas como Uber, Netflix, las empresas tecnológicas ejercen un enorme control sobre lo que ven y cómo viven las personas.

Políticos y legisladores consideran cada vez más la posibilidad de regular o poner una cota al poder de estas grandes compañías, aunque una acción inminente es poco probable.

Mientras muchos consumidores saludan la innovación del sector tecnológico, muchos critican el poder que han cosechado estos “guardianes” de la información y otros contenidos.

“Los estadounidenses están hartos de los monopolios que manipulan nuestra economía y nuestra política”, dijo el representante John Conyers (D-Michigan).

Google acapara cerca del 90% del mercado de búsquedas en Internet en Estados Unidos y Europa.

Facebook y Google recogen en torno al 60% de las ganancias de la publicidad digital y se tragan el 90% del crecimiento del sector publicitario en Estados Unidos.

Los sistemas Android de Google e iOS de Apple están presentes en una abrumadora mayoría de dispositivos móviles.

Amazon tiene casi la mitad de las ventas online en Estados Unidos y se expande a nuevos sectores. Recientes rumores han surgido indicando que estaría interesada en adquirir Carrefour, haciendo que la cotización del supermercado galo subiera ayer un 3,45% en la Bolsa de París.

Concentración de poder

“Tenemos que estar tremendamente preocupados por el poder que ostentan Facebook, Google y Amazon” porque “tienen más poder que cualquier monopolio con el que hemos tratado en el último siglo”, dijo Barry Lynn, director ejecutivo de Open Markets Institute.

“Tienen poder sobre el flujo de noticias, el flujo de libros y están manipulando ese flujo de forma consciente para promover sus intereses”, agregó Lynn, quien el mes pasado lanzó su centro de investigación (Citizens Against Monopoly) luego que él y su equipo fuera expulsado de la New America Foundation, financiada por Google. Lynn fue expulsado por alabar la decisión de la UE de multar a Google por abusar de su posición dominante de mercado.

Desde comienzos la administración Reagan (1980), en casi todas las formas de actividad económica el poder se ha venido concentrando en cada vez menos manos”, señala Lynn. “Esto incluye retail y transporte. Productos farmacéuticos y agricultura. Incluye casi todos los rincones de Internet”.

Esta consolidación de poder privado no es sólo una amenaza para “nuestro bienestar económico”, observa Lynn. Es también una grave amenaza para la misma democracia.

“Dondequiera que usted trabaje, sin importar lo que haga, su vida y sus libertades están cada día más en riesgo, siempre y cuando permitimos que unas cuantas corporaciones gigantes -especialmente en el comercio en línea- continúen extendiendo su alcance sobre el mundo de las ideas”, concluyó Lynn.

Pese a que la iniciativa de ir contra los gigantes de la tecnología parece extrema, la inquietud que este tema ha causado en el último año ha generado alianzas entre políticos estadounidenses de todo el espectro, preocupados por la concentración de poder económico.

La recientemente formada alianza política “Nuevo Centro”, que incluye a líderes de la derecha y la izquierda tradicional, colocó a la “desafiante gran tecnología” en su agenda.

Como Brian Fund y Hamza Shaban señalan en un análisis, “el financiamiento de los think tanks (equipos de expertos en diversos campos) es sólo una forma en que Silicon Valley está expandiendo su influencia en Washington”. Gigantes de la tecnología como Google, Amazon, Facebook y Apple también están “estableciendo regularmente récords en su gasto en lobbying y están empujando hasta 100 proyectos, o más, cada año”.

Esta influencia ha permitido a las empresas de tecnología ejercer una enorme influencia en la política económica y en los términos de la discusión política.

Bill Galston, un exasesor de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton y cofundador de “New Center”, advirtió que los monopolios en el sector tecnológico dañan los salarios, el espíritu emprendedor y que podrían distorsionar el paisaje político.

“Las grandes empresas tecnológicas prácticamente tienen fondos ilimitados para gastar en lobbying, y lo han aumentado en forma abrupta”, dijo Galston.

Lou Kerner, socio de la firma de inversiones Flight Ventures, consideró que este poder monopólico está más concentrado que cualquier otro en la historia reciente, y manifestó su preocupación de que “estrangule la innovación” y aumente la desigualdad de ingresos.

No obstante, Kenner dijo oponerse a una fuerte regulación o fragmentación de los gigantes de la tecnología.

“Por naturaleza, los reguladores se mueven lentamente y cuando llegan a abordar el problema, ya no hay problema”, dijo.

“Históricamente, el mercado ha sido mucho más eficiente para abordar a los poderosos monopolios tecnológicos”.

Reescribir las reglas

Ed Black, presidente de la Asociación de la Industria de Computación & Comunicaciones, que representa a empresas que incluyen a Google, Facebook y Microsoft, estimó que quebrar a los gigantes de la tecnología podría tener “un escalofriante efecto sobre la innovación”.

“Si nuestra meta es realmente mantener la innovación, impulsar a toda la economía, y aumentar los puestos de trabajo mejor pagados, parece ilógico pedir, en ausencia de mal comportamiento o daño al consumidor, que el gobierno penalice a un poderoso y exitoso sector económico”, afirmó Black.

Los reguladores europeos han abordado el asunto en forma más agresiva, imponiendo una pesada multa a Google tras concluir que la empresa favoreció ilegalmente sus propios servicios de compras, en una de las tres investigaciones antimonopólicas a las que fue sometida la compañía.

En Washington, el ascenso de Donald Trump sugiere un posible cambio en la política estadounidense, tras años en los que Silicon Valley se había mostrado cercano a la Casa Blanca. Casa Blanca en ese entonces que tenia otras prioridades. como desprestigiar a EE.UU. en casi todos los viajes que realizaba Obama.

Steve Bannon, el exasesor estratégico de Trump, dijo recientemente que encabezaba un esfuerzo dentro del gobierno para convertir a Facebook y Google en “servicios públicos”.

Pero la titular de la Comisión Federal de Comercio, Maureen Ohlhausen, que encabezaría cualquier acción antimonopólica, indicó que un esfuerzo para desmantelar a las empresa tecnológicas era remoto.

“Dados los claros beneficios al consumidor de la innovación tecnológica, me preocupa la presión para adoptar una postura que no considere los beneficios al consumidor en la búsqueda de otros objetivos incluso más conflictivos”, dijo Ohlhausen en un discurso en la Georgetown University.

Agregó que algunos críticos del sector tecnológico quieren “reescribir las reglas modernas” antimonopólicas para “buscar una amplia variedad de metas, no el bienestar de los consumidores”.

Sin embargo, bajo la escusa del bienestar de los consumidores, muchas veces nos olvidamos que ese “bienestar ” pasa por una amenaza directa a ellos mismos, como es la perdida total de su privacidad.

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