Sesgo monetario expansivo del IPOM se traducirá en mayores presiones sobre el tipo de cambio
Descargar presentación de Mario Marcel, presidente del Banco Central.
- Para la CCS una mayor holgura monetaria podría, a través de la depreciación del peso, frenar la trayectoria relativamente más expansiva del consumo, y ser más bien neutra en su capacidad para afectar la inversión y las exportaciones, que en la actual coyuntura, dependen fundamentalmente de la confianza empresarial y de la recuperación del comercio internacional.
Santiago, Chile. 22 diciembre, 2016. Las proyecciones presentadas por el Banco Central a la Comisión de Hacienda del Senado en el cuarto Informe de Política Monetaria del año (IPOM Diciembre) situaron en 1,5% el crecimiento previsto para 2016 -la estimación de la CCS es 1,6%- convergiendo con el piso del rango de proyecciones del IPOM anterior.
Posiblemente lo más importante que contiene este IPOM de cierre del año, es que más allá del nuevo recorte efectuado sobre las proyecciones de crecimiento, el informe afirma que será necesario incrementar el impulso monetario en un contexto en que los riesgos han aumentado. Es decir, el panorama monetario en la economía chilena tendría un cambio durante 2017, que vería acentuado el estímulo actualmente vigente, mientras en EE.UU. se dirige en sentido inverso, lo cual impone una importante dosis de tensión sobre el tipo de cambio.
El escenario general de proyecciones se encuentra bien alineado con el consenso del mercado y con nuestras propias previsiones. Sin embargo, algunos aspectos merecen algunas reflexiones:
- El Informe indica que el escenario base utiliza como supuesto de trabajo que el tipo de cambio se depreciaría gradualmente a lo largo del horizonte de proyección. Pese a ello, se afirma que la trayectoria del tipo de cambio continuará contribuyendo a la reducción de la inflación de los bienes importados, tal cual lo hizo básicamente en el segundo semestre de 2016. Con ello, la proyección de inflación continuaría ubicándose por debajo del 3% durante gran parte de 2017. Sin embargo, la mayor dosis de incertidumbre que proviene del escenario externo, con giros importantes pero inciertos en la política fiscal y monetaria de Estados Unidos y mayores expectativas de inflación internacional, introducen un importante riesgo de volatilidad sobre el tipo de cambio, que podría afectar en forma importante la formación de precios en la economía chilena.
Este escenario podría verse exacerbado con una política monetaria local que propendiera a elevar, aún más, los estímulos monetarios actuales. Esto introduce un factor de riesgo adicional.
- El Informe afirma que la demanda interna ha estado impulsada principalmente por el consumo privado -en especial de bienes durables- y del Gobierno. Durante 2016 habría tenido un alza de 2,8%, mejorando en forma importante el desempeño de 2015 (2,5%), pese al menor crecimiento del PIB. La inversión, por su parte, habría continuado siendo el aspecto más débil de la coyuntura, proyectando un descenso de -0,6% en el año (CCS: 0,1%), conjuntamente con las exportaciones, para las cuales se estima un alza de 0,1% (CCS: 0,5%). Para 2017, el escenario de proyecciones no cambia fundamentalmente. El consumo interno, pese al ajuste del gasto de Gobierno, continuaría liderando la trayectoria del PIB con un alza de 2,4%, previéndose una aceleración de las exportaciones a 2% y un cambio de signo positivo aunque marginal, en la inversión (0,7%).
Es decir, en medio de la debilidad del ciclo, el principal impulso seguiría en manos del consumo y seguirían como factores rezagados la inversión y las exportaciones. A nuestro parecer, una mayor holgura monetaria podría, a través de la depreciación del peso, frenar la trayectoria relativamente más expansiva del consumo, y ser más bien neutra en su capacidad para afectar la inversión y las exportaciones, que en la actual coyuntura dependen fundamentalmente de la confianza empresarial y de la recuperación del comercio internacional.
Finalmente, el Informe ratifica el escenario de debilidad, y pone una nota de tensión sobre los acontecimientos internacionales, los que podrían precipitar un comportamiento más restrictivo en las políticas monetarias de EE.UU., mayores grados de proteccionismo e incertidumbre sobre los mercados externos, incertidumbres políticas en la región europea y condiciones financieras menos favorables en América Latina y China. Estos elementos introducirían mayores grados de volatilidad sobre la moneda local, con sus consecuentes efectos sobre la inflación y sus expectativas. Estos elementos podrían alterar la trayectoria de la inflación, que estaría situada durante el primer semestre por debajo del 3% en 12 meses.