“La tabla del dos”

“La tabla del dos”

Santiago, Chile. 24 junio, 2016. Un amigo mío siempre se quejaba de que sus hijos no eran buenos alumnos. Sarcásticamente, mi amigo decía que a uno de sus hijos le habían preguntado cuánto es dos más dos, y que en vez de contestar habría pedido que le dieran más datos.

Durante el gobierno pasado el crecimiento económico superó el 5% anual, el empleo creció cerca de 4% al año, la inflación fue 2,5% promedio anual y, hacia el final del periodo presidencial, también hubo avances significativos en reducción de la delincuencia. Durante este gobierno todas las cosas buenas se han dividido por dos o más, y las malas se han multiplicado por dos o más.

El crecimiento económico ha pasado de 5% a 2% al año, la creación de empleos, de un crecimiento de 4% promedio anual a menos de 2% anual, la inflación promedio ha escalado de 2,5% a 4,5% al año y la delincuencia, medida por el índice de temor de Paz Ciudadana, ha subido de 11,5% en diciembre de 2013 a 21,1% a fines de 2015.
Por José Ramón Valente, socio y director ejecutivo de Econsult.

Quizás el gobierno de la Nueva Mayoría debió hacer como el hijo de mi amigo, y antes de ponerse a legislar a diestra y siniestra y dividir donde debió multiplicar, y multiplicar donde había que dividir, debió haber pedido más información para saber lo que verdaderamente querían los ciudadanos. El costo de haber improvisado sus respuestas ha sido enorme, tanto para el gobierno como para los chilenos. Para el gobierno ha significado tener índices de desaprobación que fluctúan entre el 70% y el 80% de la población. Sus reformas emblemáticas no lo hacen nada mejor. De acuerdo con la última encuesta Cadem, la desaprobación de la reforma tributaria, la reforma educacional y la reforma laboral es respectivamente de 60%, 62% y 58%.

La improvisación del gobierno ha significado que se vean frustrada las expectativas de millones de nuestros compatriotas de salir de la pobreza, obtener un mejor empleo o, simplemente, tener la esperanza de que la vida de los hijos será sustancialmente mejor que la propia.

Si había alguna esperanza de que este gobierno pudiera enmendar el rumbo y buscar los caminos que permitieran a Chile volver a ser un país próspero, dicha esperanza se desvaneció completamente el viernes pasado. El gobierno decidió vetar la reforma laboral y con ello aprobar nuevamente una pésima política pública, que contribuye a aumentar la conflictividad laboral y genera nuevas fuentes de incertidumbre para inversionistas y emprendedores.

Ahora sólo queda esperar los tiempos del proceso político. El próximo gobierno también tendrá que aplicar la tabla del dos. Duplicar el crecimiento económico, multiplicar por dos la creación de empleo y dividir por dos la delincuencia. Ante este tremendo desafío, es de esperar que quien sea que asuma la administración del país a partir de 2018, se prepare muy bien y escriba 100 veces: debo disminuir la pobreza; mi preocupación es la gente y no el poder; y no debo interferir en el proyecto de vida de los chilenos.

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